Comenzaron las actividades de Semana Santa en la Unidad Nº 38

Sierra Chica, 15/04/14 Este lunes 14/04, en la Capilla Jesús Buen Pastor ubicada dentro dela Unidad 38, comenzaron a desarrollarse las actividades religiosas en vísperas a la celebración de las Pascuas.

 

En esta oportunidad, el capellán de ésta cárcel, padre Andrés Pérez, encabezó el Vía Crucis celebrado junto a los fieles católicos en contexto de encierro, personal penitenciario y catequistas que se sumaron a estas jornadas.

El Coordinador de Culto, Marcelo Borda, dijo que “con el domingo de ramos hemos empezado una de las etapas más hermosas para la iglesia católica en donde se vive la entrega de Jesús y su amor por nosotros, por eso el próximo domingo hay que vivirlo como una fiesta en donde la resurrección, la transformación y la renovación espiritual se viva en todos los corazones”.

Por su parte Andrés Pérez reprodujo un fragmento del Papa Francisco durante la cuaresma 2014 referido a la Gracia de Cristo: Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…». Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre; descendió en medio de nosotros, se acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se “vació”, para ser en todo semejante a nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb 4, 15). ¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! La razón de todo esto es el amor divino, un amor que es gracia, generosidad, deseo de proximidad, y que no duda en darse y sacrificarse por las criaturas a las que ama. La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del amado. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros. Jesús, en efecto, «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 22).

La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma, sino —dice san Pablo— «…para enriqueceros con su pobreza». No se trata de un juego de palabras ni de una expresión para causar sensación. Al contrario, es una síntesis de la lógica de Dios, la lógica del amor, la lógica de la Encarnación y la Cruz. Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no es esto! Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria. Nos sorprende que el Apóstol diga que fuimos liberados no por medio de la riqueza de Cristo, sino por medio de su pobreza. Y, sin embargo, san Pablo conoce bien la «riqueza insondable de Cristo» (Ef 3, 8), «heredero de todo» (Heb 1, 2).

Esta fiesta es considerada  la más importante para los cristianos ya que se revive y celebra el Misterio Pascual de Nuestro Señor Jesucristo, es decir, su pasión, muerte y resurrección gloriosa.

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