“Lo hice y lo aprendí”: la importancia del aprender haciendo

Lisandro Olmos, 15/11/19.- En el marco de las prácticas pedagógicas planificadas por la Dirección General de Institutos de Formación y Capacitación del Servicio Penitenciario Bonaerense en relación a la formación de los guardias que ingresaron durante este año a la institución, se realizaron cuantiosas visitas educativas a las diferentes unidades penitenciarias, a lo largo del territorio provincial. 

 

Más de 560 nuevos agentes que se incorporaron como recursos humanos durante el presente año fueron los beneficiarios directos de prácticas específicas en territorio donde desarrollan hoy su rol profesional.  

El objetivo se cumple. La capacitación busca generar la comprensión e internalización de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para el cumplimiento de la función en beneficio de las necesidades del sistema penitenciario, permitiendo reunir los conocimientos teóricos con la práctica específica en el ámbito carcelario.

Los escenarios de formación no se limitaron a las aulas. Las unidades 1 de Lisandro Olmos, 8 y 33 de Los Hornos, 9 de La Plata, 6 de Dolores, 7 y 52 de Azul, 15, 44 y 50 de Mar del Plata, 21, 57 y Alcaidía Departamental de Campana, 20 de Trenque Lauquen y 46, 47 y 48 de San Martín, resultaron ser los espacios físicos específicos donde poder observar e internalizar el “saber hacer” de la tarea concreta. El verdadero aprendizaje está en ver y experimentar con los sentidos y proceder a poner en práctica lo entendido para lograr un efectivo conocimiento y confiable comprensión. Resumido en dos palabras: aprender haciendo.

Cada visita educativa comienza con su aprendizaje práctico ya en el ingreso a la unidad. Allí es donde deben identificarse y cumplir con las normas propias de ingreso. Seguidamente los recibe un funcionario de la dependencia que es quien presenta el ámbito laboral, detallando las características edilicias, modalidades y regímenes, peculiaridades de la población, clasificación y tipo de alojamiento.

A medida que avanza el recorrido por las distintas secciones cada referente del sector presenta su espacio específico; se recorre el muro, se ingresa al penal, a pabellones, a alguna celda —mostrando siempre el respeto a la intimidad y a la ley—. Se accede a cada uno de los espacios donde acontecen los programas de asistencia y tratamiento: escuela, patio de deportes, talleres, centro de capacitación laboral, centro universitario, etc.  

Caminar la cárcel permite conocer las actividades cotidianas de ese día y momento específico (el aquí y ahora) desde la observación participante y reflexionar sobre los distintos vectores que atraviesan el contexto carcelario y los programas institucionales diagramados para la satisfacción de necesidades y el desarrollo de potencialidades de quienes se encuentran privados de libertad.

Clara es la importancia de los saberes teóricos, pero no solo se aprende escuchando. En palabras del filósofo chino Confucio, quien manifestó la célebre y cierta frase “me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí”; no solo aprendemos escuchando a los demás. La cárcel se transforma en escuela y se convierte en una gran aula donde lo importante es la praxis, el aprender haciendo y donde la coherencia entre el deber ser y el ser, se vuelve imprescindible. 

HA

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