La historia de Waldemar, el ex detenido que emocionó al Papa

Roma, 17/11/14. Es de La Cárcova, en José León Suárez, estuvo nueve años en la cárcel, estudió Sociología y ahora da clases en la universidad y fundó una biblioteca popular. Viajó a conocer al Papa Francisco, le contó su historia y lo emocionó.

"Nací pibe chorro y ahora doy clases en la universidad", le dijo Waldemar Cubilla al Papa Francisco y lo dejó con los ojos vidriosos. El miércoles, cuando tuvo la oportunidad de conocerlo en la audiencia general en la que el pontífice recibió a la Sedronar, le contó su historia y lo dejó sin palabras. “Le llevé la voz de los presos, de los hijos de los presos y de los cirujas de José León Suárez”, contó Waldemar sobre uno de los momentos más emotivos de su vida.

“Más allá de las emociones, que hacían que las palabras se te tropiecen entre ellas, era una gran responsabilidad, porque yo venía con la voz de los presos y de los chicos de la biblioteca popular, que muchos son hijos o hermanos de presos. No tuve respuesta en palabras, pero se ve que quedó muy emocionado por lo que le dije”.

Waldemar es de La Cárcova, tiene 32 años y nueve de ellos los pasó en la cárcel. “Mi adicción era la delincuencia”, dice. Sin embargo, decidió combatir su adicción con los libros. Primero leyendo, después estudiando Sociología en prisión y, ahora, con la docencia. Gracias al plan Fines empezó a dar clases a los chicos de su barrio y ahora lo hace en una escuela secundaria y forma parte de un equipo de investigación de sociología política en la Universidad Nacional de San Martín, donde es ayudante de cátedra.

“Hablamos sobre aborto, sobre delincuencia, sobre embarazo prematuro. También sobre las necesidades urgentes del barrio como la vivienda, la salud, la electricidad, el agua, las cloacas”, cuenta. Además, para iniciar a los chicos en la lectura construyó la Biblioteca Popular la Cárcova, que tiene un fin claro: "Con la biblioteca le robamos tiempo a la droga y a la delincuencia".

“Cuando se enteraron de que venía a Roma me empezaron a llegar cartas de gente que no conocía, una para el Papa y una para mí, en la que se presentaban. Eso era mucha responsabilidad. En mis ojos llevaba la mirada de muchos y por eso con Francisco traté de ser lo más coherente posible. Esto es una posibilidad para contarle al país sobre los presos, sobre la educación popular. Incluso para la gente que no está de acuerdo con este proyecto, con esta política”.

Fuente: Infonews

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