Retazos de historia de la fundación de la Unidad 2 Sierra Chica

La Plata, 04/03/21.- En el marco del 139º aniversario de la construcción de la Unidad 2 Sierra Chica, el Archivo Histórico y Museo del Servicio Penitenciario nos regala estos retazos de historia.

 

Hace 139 años, el día 4 de marzo de 1882 comenzaba la construcción de la Unidad 2 de Sierra Chica, “El Presidio” tal como se lo llamaba en aquella época. Un decreto firmado por el entonces gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dardo Rocha, autorizaba la obra. Los mismos internos que luego se alojarían en él, fueron los encargados de su edificación, utilizando para ello piedra que extraían de la cantera próxima.

La construcción del Presidio de Sierra Chica obedece a cuestiones políticas, económicas y jurídico-penales. Políticas, en cuanto que la provincia debía encontrar un espacio geográfico donde fundar la capital bonaerense ante la pérdida de la ciudad de Buenos Aires. Jurídico- penal, en lo referente a la creación de un establecimiento carcelario donde pudiera cumplirse con las penas establecidas por el nuevo Código Penal de Carlos Tejedor. Económicas, porque la fundación de la nueva capital provincial necesitaba materia prima para la construcción de caminos, edificios y monumentos; por lo tanto, debía acelerarse la explotación de la cantera de Sierra Chica, en la que trabajarían los penados del establecimiento. El uso de los mismos como mano de obra, daba sentido a la visión utilitarista de quienes dirigían la construcción.

En 1880 el presidente de la Nación Nicolás Avellaneda decide federalizar la ciudad de Buenos Aires, esto significó la pérdida, por parte de la provincia, de su capital y el fin del control sobre la Penitenciaría de la Ciudad de Buenos Aires de calle Las Heras.

Sin duda, este es el principal motivo por el cual el nuevo gobernador, Dr. Dardo Rocha, decidió que la construcción de un nuevo presidio era un imperativo.

La explotación de la cantera del lugar, el aprovechamiento del recurso humano, y fundamentalmente la utilización de la piedra en la nueva capital estaba a punto de empezar a materializarse.

El proyecto inicial fue obra del ingeniero Eduardo Aguirre y primitivamente contó con dos pabellones de 72 celdas cada uno, siendo las medidas de estas: 3,75 metros de largo, 1,80 metro de ancho y 3,60 metro de altura.

El partido arquitectónico elegido fue el semi-radial, muy en boga en las postrimerías del siglo XIX. El núcleo primitivo fue ampliado entre los años 1906 y 1912, con la instalación de talleres, enfermería, habilitación de la escuela primaria y, durante el periodo 1934 –1938 con la construcción de pabellones y capilla, entre otras dependencias. A la fecha, cuenta con 10 pabellones de alojamiento y uno de aislamiento. El conjunto conforma virtualmente un sector circular de 200°, ubicándose cada uno de los patios de recreo entre dos pabellones.

La cantera se ubica geográficamente dentro del sistema de Tandilia.

Los afloramientos graníticos aparecen formando los núcleos de los relieves positivos alcanzando su máxima altura, en Sierra Chica, a 188 metros sobre el nivel del mar y unos 35 mts sobre el nivel de las llanuras vecinas.

Es en esta región donde se concentra la mayor actividad minera de la zona, en lo que respecta al aprovechamiento del granito como piedra partida o bloques. Estos afloramientos constituyen el basamento cristalino de este cordón de Tandilia y representan las rocas más antiguas de la República Argentina.

La cantera de Sierra Chica se comenzó a explotar hacia 1890. Allí se fabricaron a partir de entonces adoquines, cordones y bloques, de utilización preferentemente en pavimentación, llegando a adquirir pública notoriedad hacia 1925.

Aún permanecen las vías de trocha angosta que partían desde la cocina hasta cada pabellón siendo las vagonetas el medio utilizado. También, contaba con su propia usina eléctrica, con seis motores, de los cuales en la actualidad solamente uno funciona, abasteciendo de energía a la planta procesadora de piedra.

La explotación de las canteras y sus derivados estaba regida por un sistema mixto en el que intervenía personal especializado del Ministerio de Obras Públicas de la provincia. La totalidad de la producción era absorbida por el Estado y los contados trabajos que se hacían a particulares, no podían ser realizados con fines de lucro comercial, sino para obras de beneficencia o bien público, como por ejemplo el trabajo de bloques de granito para monumentos y estatuas.

La explotación de la cantera se estableció por un decreto del 26 de Julio de 1910, debido a una mayor demanda del pedregrullo que se utilizaría en la construcción de las calles y caminos en las nuevas ciudades de la provincia. En 1911 se establece un contrato con el Ministerio de Obras Públicas (Dirección de Obras y Caminos) para el aprovechamiento de la mano de obra de los penados en la explotación. Dicho contrato se extendería hasta el año 1959. Esta dirección se encargaba de pagar un peculio extra a los internos que trabajaban en las canteras.

En el acceso a la zona de canteras graníticas se encontraba la usina mayor y varios galpones de maquinarias y talleres de ajuste. También había un galpón de locomotoras y vagonetas del microferrocarril, como así también, el depósito de repuestos. Este tren era accionado por locomotoras a leña o diésel, siendo su material rodante numeroso, como también amplio el kilometraje de sus vías. A mil trescientos metros de la zona de acceso se encontraba la gran planta de trituración, donde se desmenuzaba, seleccionaba y almacenaba la piedra en cónicos depósitos, cuyas bocas invertidas daban sobre las vías en donde se estacionaban los vagones de carga.

Del lado opuesto a la playa ferroviaria, se encontraba la fábrica de cemento y la de confección de adoquines y cordones de veredas. Los hornos de ladrillo y cantera de arena se hallaban más distantes pero unidos con esta zona de trabajo por el micro-ferrocarril.

Los polvorines estaban ubicados en una construcción debajo del nivel de tierra, rodeados de alambrado. No era posible el acceso de internos en la zona.

En 1918, se agregó una fábrica de caños y otros elementos de hormigón, con el objetivo fundamental de aprovechar la mano de obra de los internos. Dicha fábrica fue ampliada y modernizada en 1939.

Entre las obras de arte producidas por la fábrica, podemos mencionar el basamento de granito para monumentos en Morón, Azul, Lincoln, Alberti, General Guido y San Martín, como así también para el monumento al General Mitre en la Capital Federal.

Cabe destacar la utilización de bloques de granito labrado para el ingreso del edificio del Hospital de Niños de la ciudad de La Plata, y escalones de granito labrado para la escalinata de la Catedral de la misma ciudad. En la calle 6 esquina 50 se sitúa el Obelisco de 15 metros de alto construido en honor a los trabajadores de la Catedral. Estas son algunas de las obras que hemos podido identificar provenientes de la Unidad 2 Sierra Chica, sin dudas en la Provincia de Buenos Aires existen mudos testigos de los trabajos de penados y picapedreros que iniciaban a los internos en los trabajos en la piedra.

Para aquellos interesados que quieran acercar fotografías, objetos o documentación histórica como así cualquier otro aporte de la Unidad 2 Sierra Chica, contactarse a la Dirección Archivo Histórico y Museo al mail Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. o al teléfono (221) 429-3892 sito en la Jefatura del Servicio de lunes a viernes de 8:00 a 16:00 hs.

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