Internos donaron 105 computadoras reparadas a 15 entidades

Florencio Varela, 21/11/11 Ocurrió el viernes pasado en la Unidad 32 Florencio Varela. En esa cárcel y en la 24 y 42 de esa localidad funcionan talleres de capacitación y laborales coordinados  por la Asociación Civil “María de las Cárceles”. Esta vez los beneficiados fueron instituciones de Misiones, Chaco, Santa Fe y de Buenos Aires.

“Teníamos un sueño. El de instalar una sala de informática en el Jardín, y ahora, gracias a ustedes, es una realidad”. Eso dijo Oscar, coordinador de una entidad de bien público de Oberá, Misiones, quien viajó cerca de 1.200 kilómetros hasta la Unidad 32 Florencio Varela, para recibir la donación de siete computadoras y una impresora láser que un grupo de detenidos repararon. 

Pero Oscar sólo fue uno de los 15 representantes de escuelas, jardines, ONGs, cárceles, bibliotecas públicas, casas de niños, centros culturales y asociaciones vecinales del norte y centro del país  que recibieron una donación de las mismas características. 

Todo se enmarca en el programa “Segunda Oportunidad” que funciona desde hace 13 años en cárceles bonaerenses, entre ellas en la 24, 32 y 42 de Florencio Varela. 

“La fórmula es sencilla: empresas nos donan computadoras de rezago, capacitamos a los internos para repararlas y luego los detenidos arreglan el material informático y las donan a entidades de bajos recursos”, detalló la presidenta de la Asociación “María de las Cárceles”, Adriana Von Kaull, organizadora del evento. 

El acto de entrega se realizó cerca del mediodía en el Salón de Usos Múltiples de la Unidad 32 y formó parte de las actividades educativas, laborales y solidarias que se promueven en el ámbito de las cárceles bonaerenses. 

Como se detalló, en la oportunidad fueron beneficiadas 15 entidades, entre ellas escuelas primarias, jardines de infantes, bibliotecas públicas, centros culturales, asociaciones vecinales y casa del niño de localidades de Santa Fe, Chaco, Misiones y Buenos Aires. Cada una de las instituciones recibió siete computadoras y una impresora láser. 

 

Capacitación, trabajo, solidaridad

 El taller de reparación de computadoras funciona en las Unidades 24, 32 y 42 Florencio Varela y es impulsado por “María de las Cárceles”. Adriana Von Kaull, explicó que “se reciben donaciones de empresas e instituciones de artículos informáticos en desuso o dañados, y en los talleres los privados de libertad, los que fueron capacitados para tal fin, reparan las PC e impresoras y luego las donamos a entidades de bajos recursos que las necesitan”. 

De hecho, luego de la donación del material informático, un instructor del sistema operativo Linux, Mariano Francisco, capacitó desde mayo pasado  a seis internos de las Unidad 24, seis de la Unidad 31 y uno de la Unidad 42,  entregó los diplomas que avalan la aprobación del curso. 

Asistieron al acto de entrega representantes de la Escuela de Enseñanza Media para Adultos nº 1316 y de la Escuela Primaria para Adultos nº 2001, de la Unidad Penitenciaria  nº 2 Las Flores, Santa Fe; de la Escuela Primaria nº 44 de Rafael Calzada, Buenos Aires; de la Casa del Niño Lomas de Zamora; de la Biblioteca Pública de Bermejo, Chaco; de la Biblioteca Popular de Oberá, Misiones; de la Escuela nº 282, Colonia Seguin, Misiones; del Jardín de Infantes nº 950 de La Plata; del Jardín de Infantes nº 27 de Las Breñas, Chaco; del Centro Cultural Unidad 25 Olmos; del Jardín de Infantes Nuestra Señora Ascensión de Junín y de la Asociación Vecinal Echesortu Oeste de Rosario, Santa Fe e integrantes de la Compañía Financiera Argentina, una de las empresas que más colaboró con computadoras dañadas. 

“Estas actividades cumplen con el objetivo de brindar herramientas de capacitación para los privados de libertad que seguramente les ayudarán  una vez que cumplan con su condena, y tiene un claro propósito de inclusión social”, explicó el Director de la Unidad 32, Rodolfo González

Bernardo tiene 35 años y lleva más de 8 detenido, y es uno de los internos solidarios. “Observé a todos emocionados y quedé conmovido. Agradezco la posibilidad de poder contribuir para un país mejor, ya que las computadoras facilitarán el acceso al conocimiento a cientos de niños y estudiantes”. 

“Mi idea es, cuando cumpla la condena,  instalar un taller de informática. Aprendí en la cárcel sobre programación y reparación de computadoras y creo que tendré trabajo”, afirmó el privado de libertad.

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