Monseñor Ojea brindó una ceremonia con la imagen del Niño Dios en la U48

San Martín, 27/12/23.- En vísperas del festejo de la Navidad, en la Unidad 48 San Martín, cuyo Director es el Inspector Mayor (EG) Alejandro Martínez, más precisamente en los pabellones 6, 10 y 11 se realizó un pequeña ceremonia religiosa a cargo del Obispo de San Isidro, Monseñor Oscar Ojea.

 

Es así que Monseñor Ojea junto a la Capellana de la Unidad Subprefecto (EP) Cristina Albornoz, los sacerdotes Máximo Jursinovic, Alejandro Agustoni y catequistas de la pastoral carcelaria llevaron una hermosa imagen del Niño Dios a los tres pabellones nombrados.

En cada uno de los espacios se realizó una pequeña meditación, luego cada privado de su libertad tomó en sus manos la imagen, pudo orar y besarla (típico gesto litúrgico de la Navidad) y recibir luego la bendición con el Niño por parte del Obispo.

Entre otros conceptos, Ojea recalcó: “un símbolo cristiano de la Navidad es el Niño Jesús que es la imagen que nosotros hemos traído, el Niño Jesús por un lado tiene esta particularidad de recordar lo que hay de niño en nosotros, que hemos sido chicos, nuestra historia personal, es un modo de hacernos acordar de nuestros hijos también, quienes tienen hijos y han podido cobijar a los chiquitos, y es un modo también de mirar a aquel que quiso compartir nuestra vida, el mismo Dios quiso hacerse uno de nosotros para redimir nuestra vida, para comprender nuestro corazón y para llevarnos a Dios. Entonces hay muchas cosas que podemos decirle a este niño, que fuimos, que tenemos y que acompaña nuestra vida, por eso vamos a hacer un pequeño gesto que es tenerlo un ratito en brazos, pedirle con sinceridad lo que necesitamos para nosotros, para nuestra vida…. Vinimos nosotros pero la visita grande es El”.

Y agregó, antes de la bendición, que “estos piececitos (los del Niño) van a crecer, van a caminar con nosotros, se van a embarrar también, no le van a hacer asco a nada de lo que es humano, no nos van a dejar solos nunca. Jesús vino para estar siempre al lado nuestro aunque no lo veamos, lo que no quiere es que los demás sean invisibles para nosotros, que nosotros dejemos de ver, que nos falte luz, para volver invisibles a los demás, eso nos hace mucho mal, estar entre nosotros como si no nos viéramos, como si fuéramos invisibles, él quiere que salgamos a la luz”.

Cabe destacar que los catequistas dejaron un pesebre de regalo en cada pabellón. Las ceremonias se llevaron a cabo en total clima de adoración, silencio, respeto e introspección tanto por parte de los privados de su libertad como de los miembros de capellanía que acompañaron.

VS/FW

 

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