Imponen nombre a escuela que funciona en la Unidad 41

Campana, 23/06/11. En un acto muy emotivo realizado el 17 de junio pasado en la Unidad 41 Campana y con la participación de autoridades provinciales, municipales y del Servicio Penitenciario Bonaerense,  se le impuso el nombre Claudio Lepratti a la escuela que funciona en la penitenciaría. 

 Durante la ceremonia,  la comunidad educativa bendijo las banderas de ceremonias que se habían recibido donadas,  se cantó el himno nacional, se contaron aspectos de la vida de Claudio Lepratti y se leyó la disposición por la cual se le impuso el nombre a la escuela. Luego, una hermana de Claudio, Celeste Lepratti, un amigo y compañero Gustavo Martinez y el director de la Biblioteca del barrio, Carlos Nuñez, que también lleva el nombre de Lepratti, se explayaron sobre el significado de la vida de Claudio y su obra y además se prestaron a las preguntas de alumnos del establecimiento donde destacaron las actitudes y valores que demostraba Claudio Lepratti en su vida cotidiana.

A continuación el grupo folklórico de la Unidad, “Los Grillos del Alba” interpretaron la canción de León Gieco, “El ángel de la bicicleta”, que está dedicada precisamente a Claudio.

Finalizando el acto se descubrió una fotografía y se entregaron algunos obsequios a los familiares y amigos, quienes a su vez donaron a la escuela materiales bibliográficos sobre la vida y obra de Claudio Lepratti.   

Para la escuela del Penal ha sido un paso importante en el  afianzamiento de su identidad escolar y un estímulo para el desarrollo de su actividad; ya que los alumnos y docentes, que democráticamente eligieron el nombre, encontraron en él un modelo a imitar, reconociendo que desde lo sencillo y cotidiano se puede construir una comunidad con espacio y oportunidades para todos. 

Claudio “Pocho” Lepratti, el Ángel de la Bicicleta, un joven entrerriano, que se comprometió con la realidad social del barrio Ludueña, en el noroeste rosarino y que en su corta vida sembró semillas de participación, justicia y libertad…. Semillas que siguen germinando y han trascendido su acción local y temporal.  Su vida de compromiso y dedicación al servicio de aquellos hermanos que fue encontrando en su camino, se sigue extendiendo en Rosario y otros lugares. 

Pocho fue un joven más, pero que encontró el sentido de su vida en la construcción de espacios de diálogo y participación entre los niños y adolescentes del barrio Ludueña.  Con mucha sencillez, sin hacer grandes obras, sino desde la vida cotidiana supo estar y compartir con ellos, generando posibilidades de crecimiento y conciencia social que aún hoy a diez años de su muerte siguen dando fruto. 

En Diciembre de 2001, en medio de las tensiones que se vivían, encontró la muerte, siendo víctima de un homicidio perpetrado por un policía de Santa Fe, cuando él salió en defensa de un grupo de niños que estaba comiendo en el comedor de la escuela donde el trabajaba. Él encontró una muerte injusta, pero sus ideales y su ejemplo de vida siguen siendo hoy luz para aquellos que descubren el camino de la defensa de los derechos humanos, de la vida y los valores de la participación de todos en la vida de la sociedad.

Información adicional